En nuestra escuela de yoga tibetano y
meditación procuramos que los futuros instructores o simples practicantes de
yoga tibetano interioricen los principios espirituales de esta enseñanza. De
ahí que Jamyang Yoga integre en si misma la "compasión
militante" o el “espíritu de Bodhichitta”.
Enseñamos para compartir, no para
cerrar puertas o crear “búnkers” espirituales.
Enseñamos para que todos ganemos
en riqueza: Física, mental, espiritual y social.
Enseñamos prácticas para ser
felices y poder compartir así la felicidad que desarrollamos con los demás.
Por eso en nuestro linaje Jamyang
Yoga cada alumno, cada profesor, cada practicante, dona una parte de su
aportación mensual a un fin solidario y benéfico. Cada uno debe ser (debemos
ser) "activistas de la compasión en acción". Debemos implicarnos
con sentido de la responsabilidad en llevar la ayuda y la compasión a los demás
seres que nos rodean.
Muchos de mis maestros han
fallecido, no han tenido la oportunidad de tener su página web o su muro en
Facebook. Por lo que ellos me han enseñado, sin otra pretensión que transmitir
sus enseñanzas sublimes en beneficio de todos los seres sintientes, creo necesario dar a conocer Jamyang Yoga.
Varias organizaciones internacionales
nos han reconocido (han comprendido la esencia espiritual desinteresada que
deseamos formalizar y el ingente trabajo desarrollado para plasmar por escrito
las series que nos han transmitido).
En nuestra escuela enseñamos un
total de 48 series.
Cada serie consta de entre siete
y dieciocho âsanas o posturas, con su significado espiritual y los beneficios
físicos y psicológicos derivados de su práctica.
Las unidades didácticas que
entregamos a cada practicante y alumno son inéditas, transmitidas hasta hoy de
maestro a discípulo y que por primera vez se dan a conocer en su mayoría. Todas
poseen en su estructura la esencia espiritual y dinámica no publicada hasta el
momento. No lo hemos hecho por mercantilismo sino precisamente para evitar lo
que prolifera en algunos sectores del yoga: Patentes y marcas en torno a un
exagerado culto al maestro que nos aleja del yoga como "Unión", como
un camino que nos lleve hacia la "unidad en la diversidad".
¡Se han llegado a
"patentar" y "registrar" asanas o posturas! A "prohibir" utilizar una u otra
técnica porque es de "tal o cual maestro". Ese no es el Espíritu del
Yoga.
Si me preguntan que yoga practico
les contesto: "Yoga". Si debo precisar que clase de yoga, añado:
"Tibetano". Si me apremian a que les diga que escuela o linaje o
denominación específica les aclaro: "Jamyang
Yoga".
Cuando estas técnicas pasen a
formar parte del acervo cultural y espiritual del resto de los (las) yogas,
para beneficio de todos, a pesar del lucro de unos pocos: ¡Será maravilloso!
Nosotros llevamos cinco años "regalando" estas técnicas para
beneficio de quien las integra en su vida. Por nada más, os lo aseguro.
Además debemos tener consciencia
de la impermanencia: Técnicas,
nombres, patentes, marcas, "yoes", posiciones, alumnos, maestros...
excepto la esencia misma del Yoga, pues nos conecta con el Todo Universal:
Dios, Purusha, Luz Clara o cómo quieras llamarle... porque tu eres
parte de esa realidad última. El Yoga (sea cual sea) es el camino "que te
llevará a casa de nuevo".
Doy las gracias a los maestros
que me han enseñado yoga:
Madhana Mohan, José A. Calle
Guglieri, Yeshe Tshering Langmo, Sense Wong Chang, Mayte Criado, Swami
Krishnananda, Youn Yeo y a mis últimos maestros del Dharma: Appey Rimpoche,
Ludhing Khen Rimpoche, Khenpo y a mis alumnos, que tanto me han enseñado
también.
Jamyang Yoga© ha sido registrado
oficialmente ante organismos de yoga, del registro de marcas y patentes, ante
el Registro de Propiedad Intelectual y levantada la correspondiente acta
notarial con el único fin de “distribuir estas enseñanzas sin ánimo de lucro en
beneficio de todos los seres sintientes”.
Así lo saben nuestros alumnos,
pues el yoga “no es de nadie para así ser de todos”.
La cláusula específica lo deja
bien claro: "Uso universal".
¡Namasté! ¡Tashi delek! Muchas
bendiciones a todos.
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