domingo, 25 de julio de 2010

GRITOS Y GOLPES "ZEN".

Cuando comencé a practicar meditación Zen me quedé impresionado por los gritos y golpes que a veces profería el maestro. Mi mente no aceptaba esos actos "violentos". ¿Cómo un maestro Zen podía hacer gala de tales actitudes? Pasados los años fuí comprendiendo que los gritos o golpes ocasionales no estaban impulsados por un "yo" ni iban dirigidos para castigar a otro "yo". Eran simples "llaves para provocar el despertar". Cuando analizaba tales comportamientos a través de mi "yo" me estaba identificando con la ilusoria realidad del "yo" del maestro. ¡Y ahí estaba el error! Un grito, un "coscorrón" o un silencio hosco no eran más que elementos desprovistos de egoicidad que me acercaban a una realidad liberadora. Eso me ayudó a comprender las mismas circunstancias en la vida real. ¿Por qué debo enfadarme? ¿A quien guardo rencor? ¿Quién me ofende? Si me identifico con un "yo" inherente y real te identifico como otro "yo" inherente y real... y ahí surge el problema. Algo similar ocurre con los localismos, nacionalismos (sean de la clase que sean) y demás identificaciones disgregadoras. Por todo ello aprendí hace años a sentarme y respirar, nada más que eso. Día tras día. Sentarme y respirar, sin buscar nada ni "algo". Sin deseos de "esto" o "aquello". Simplemente sentarme y respirar... por la mañana y por la noche, media hora de cada vez, el resto viene solo, sin buscarlo.

lunes, 12 de julio de 2010

FÚTBOL Y BUDISMO.


¿Qué tiene que ver el budismo con el fútbol?

Pues bastante en lo que a juego en equipo se refiere, a deportividad y a lealtad.

Y nada en su aspecto materialista, de despilfarro, de violencia o de fanatismo. Es decir, el fútbol puede ser una actividad que nos ayude a vencer los peores aspectos del mismo, paradójicamente. En la actualidad hay monjes novicios jugando al futbol en Kalaw, una zona montañosa de Myanmar que les ayuda a realizar un sano ejercicio físico y evitar el sedentarismo. En el templo de Huayan, al sudoeste de China, los monjes budistas han creado un equipo de fútbol cuyos partidos discurren dentro de las normas espirituales del Dharma. Y "La copa" es una simpática película escrita y dirigida por un monje lama budista, de 61 años, llamado Khyentse Norbu. Todo esto nos enseña a mirar y observar las cosas de nuestro entorno con otra perspectiva, sin fanatismos disgregadores.

Por cierto, hemos ganado el Mundial y creo que la selección española ha desarrollado un comportamiento “casi budista”. Su seleccionador Vicente del Bosque es un ejemplo vivo de comportamiento “zen”: no se exalta ante triunfos o derrotas; no sale de su boca una sola palabra despectiva contra el equipo adversario y sus emociones siempre están dentro del “camino medio”. Y el equipo en conjunto sigue la misma senda. Si no comprobadlo analizando su comportamiento ante árbitros injustos o entradas violentas y comportamientos poco deportivos del equipo holandés, por ejemplo.

Buen “karma” ha generado la Selección Española. Esperemos que cunda el ejemplo.

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