viernes, 4 de abril de 2014

NO DESPERDICIARÉ MI TIEMPO...


La sociedad actual ha convertido el tiempo en un Ferrari: “Pasa veloz, todo el mundo lo anhela y pocos lo disfrutan”. 
Sin embargo hay otras formas en las que podemos mejorar nuestra inversión temporal. Podemos replantearnos la relación que tenemos con este dios “escurridizo y fugaz” y vivir con mayor atención y presencia, disfrutando de verdad, al sentirnos libres de ataduras egoístas, de oscurecidas emociones que nos encadenan al sufrimiento. 
El gran maestro espiritual Yogananda nos ofrece una clave esencial: 
“No desperdiciaré mi tiempo conversando acerca de las faltas de los demás.
Si me siento inclinado a disfrutar criticando a otros, divulgaré primeramente y en alta voz, mis propias faltas”.
Creo que este gran hombre iluminado nos habla al corazón si queremos escuchar sus consejos, con oídos humildes e impregnados de la sagrada intención de cambiar la oscuridad por la luz. 
“Observa tu alma y búscate sin descanso. Seguramente te has perdido buscando error en los otros”, escribió con acertada inspiración Nayeli Pellicer. 
Yo quiero invertir mi tiempo en sembrar semillas de compasión, para enterrar al mismo tiempo la simiente de la cizaña que haya podido ser fuente de dolor propio o ajeno. 
“Lo que siembres, cosecharás”, dijo Cristo, uniendo en tan pocas palabras la sabiduría eterna de la verdad. 
La práctica de perdonar a los demás crea un hábito que nos permite perdonar los sucesos de nuestro propio pasado, se puede leer en las escrituras del Sikhismo. 
Por eso “no desperdiciaré mi tiempo” en albergar resentimientos, masticar el veneno de la ira, escupir palabras hirientes, envidiar los méritos ajenos, perseguir el Becerro de Oro, hipotecarme en intereses mercenarios, reírme de la debilidad del otro o cerrar los ojos a la injusticia que "ilusoriamente" creo que no me afecta. 
Me propongo invertir mi tiempo en vivir con atención y gratitud cada instante de mi existencia, en hacerme cada día más consciente de mi responsabilidad con la humanidad, la tierra y el universo; en abrir mi corazón para que la compasión sea luz, camino y destino. 
¡Muchas bendiciones a todos!

6 comentarios:

Salva dijo...

Que sabias palabras las de Yogananda y que aleccionadora entrada nos has dejado amigo Javier.
Feliz fin de semana.
Abrazos.

JAVIER AKERMAN dijo...

Gracias, querido Salva.
Un gran abrazo.

Ricardo Tribin dijo...

Mi muy admirado maestro Javier.

Definitivamente me quitó el sombrero ante tu excelente escrito.

El ejemplo del Ferrari me encantó.

Gran abrazo.

JAVIER AKERMAN dijo...

Gracias mi admirado Ricardo.
Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Tremendas palabras para aplicar! :)

JAVIER AKERMAN dijo...

Gracias, Anónimo.
Un saludo cordial.