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viernes, 7 de marzo de 2014

SEMILLAS DE CIZAÑA, SEMILLAS DE LUZ

Alumnos de Yoga Tibetano
Muchas veces nos preguntamos acerca del “sentido” o “motivo” de ciertos actos o comportamientos absurdos y violentos.
Diseccionando esas conductas, emulando a un forense atento e imparcial, he ido encontrando algunas respuestas que adquieren algún significado para mi, pero no es mi intención generalizar dichas respuestas, pues cada uno vive su experiencia. 
Hablamos del “bullyng” (acoso escolar), de la violencia doméstica, las provocaciones pandilleras, el “coding” (neologismo que he creado para las personas que “no se apartan un ápice ante el encuentro con un semejante que viene de frente, en calles o supermercados”), los “troll” (dice acertadamente Wikipedia que “en la jerga de Internet, un troll o "trol" describe a una persona que publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea, como un foro de discusión, sala de chat o blog, con la principal intención de molestar o provocar una respuesta emocional en los usuarios y lectores, con fines diversos y de diversión o, de otra manera, alterar la conversación normal en un tema de discusión, logrando que los mismos usuarios se enfaden y se enfrenten entre sí”)… y así hasta un extenso muestrario de “lo absurdo”, que invade y vigila nuestras vidas.
¿Cuál es el razonamiento de esas personas que se escudan detrás de esas acciones?
¿Cómo piensa y vive sus emociones un acosador, un “troll” o un gamberro?
Escribo esta entrada tras escuchar a un buen amigo mío que regresaba a su casa una noche y se encontró cerca de su portal a tres “aguerridos” y agresivos mozalbetes, con rostros burlones y que sin mediar palabra le insultaron y provocaron porque no tenían otra cosa con la que matar el tiempo. Y en el bar de la esquina que frecuenta nadie le “echó una mano”;  además lo miraron con “afligida pena” y conmiseración. ¡Incluso puede que pensaran que fue un cobarde! Este hombre, trabajador y excelente persona, es un comprometido voluntario en una organización laica en la que presta sus servicios asistenciales para integrar a personas en riesgo de exclusión social y a inmigrantes latinoamericanos… como los jovenzuelos que le vejaron de forma absurda (que bien podrían haber sido españoles o de cualquier otro país).
¿Qué enseñanza podemos sacar de todo esto?
Mi buen amigo a punto estuvo de abandonar su labor voluntaria y solidaria, herido en su dignidad e incomprendido en su “comunidad”.
¿Respetaríamos mejor quizá a un “Harry El Sucio”, con su Mágnum 44 apretado con ira en su mano en lugar de la Compasión Infinita que late en el corazón de un buen hombre desarmado de ego?
El camino del Buda o de Cristo no es fácil de seguir. No ofrece generalmente gratificaciones inmediatas. Este sendero nos obliga a sepa

rarnos de los actos y de las personas para evaluarlo todo sin injerencias ni prejuicios, con atención plena.
Las emociones que surgen ante esas situaciones son un motivo para llegar a conocernos mejor.
Nuestra respuesta ante esos actos “absurdos” va a sembrar semillas de cizaña o semillas de luz, según sean nuestras reacciones.
Con ello va a germinar y crecer el fruto de la compasión o un venenoso fruto tóxico, según sea la naturaleza de nuestro comportamiento.
“Cómete” la ira que seguramente temblará dentro de ti y… respira.
Estás en el Samsara, en el Valle de Lágrimas, en el mundo de las falsas ilusiones. Este mundo está gobernado por “Mara” (la “medidora”), que ciega los ojos del provocador y del provocado.
Pero esto no significa que no debas reaccionar ante la injusticia si te agraden o cierran el paso unos chicos que tienen tras de si una historia y su propio Calvario personal, probablemente. Ellos están labrándose su destino, no lo dudes.
Si puedes evítalos, escapa o huye, pues la dignidad no se mide en disparos, golpes o “violencia justa”.
Es mejor que te consideren un cobarde que una “nodriza” que alimenta su ira con tu ira.
Si tienes que defenderte no lo hagas con ánimo de venganza, si puedes.
Los pensamientos, las palabras, las acciones y las emociones son semillas.

Seamos agricultores de Paz para no tener que ser recolectores de Guerra.

jueves, 5 de septiembre de 2013

¡POR LA PAZ EN SIRIA!

"Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto" (Albert Einstein)
Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro instalaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.
Pasado algún tiempo, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo el nuevo “inquilino” fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron.
Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido. Los científicos se quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a la rica fruta.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
"No se, las cosas siempre se han hecho así aquí..."
REFLEXIÓN PERSONAL:
Este cuento-científico tradicional ilustra de forma magistral nuestros conceptos de “verdad” y “status quo”. El que piensa diferente y por si mismo es golpeado por sus propios correligionarios, que mantienen sus mentes condicionadas cual experimento de Pavlov.
No los juzguemos, pues ignoran su propia ignorancia, que es la raíz del sufrimiento individual y colectivo.
En esta nueva etapa prebélica que estamos viviendo, con Siria en un oscuro horizonte de inciertos vaticinios, es una exigencia ética, moral y solidaria anticiparnos al “Pensamiento Obamista-Mundialista” y decir alto y claro: ¡NO A LA GUERRA! “¡NUNCA MÁS OTRO IRAQ!” Hay otras medidas de presión si se comprueba finalmente que el gobierno sirio usó armas químicas contra los disidentes.
La legitimidad de cualquier acción basada en la violencia construye su propio cadalso.
No quiero que mis nietos repitan mañana, cuando el mundo sea una escombrera inhabitable: "No se, las cosas siempre se han hecho así aquí..."