Más de veinte guerras asolan nuestro planeta en la
actualidad. Los integrismos religiosos y el fanatismo avanzan a una velocidad
vertiginosa.
Muchos me preguntan cómo podemos mantener la paz interior en
un planeta azotado por la miseria y la devastación. O de qué forma cada ser
humano puede contribuir a la paz y la concordia.
Dejando a un lado las ciencias políticas y sociales, creo
que hay un camino que nos puede unir en una sola voz y en un solo corazón: la
meditación.
John Wheeler sugiere que no sólo tenemos un papel en lo que
él llama un "universo participativo" sino que desempeñamos el papel
principal. “Somos pequeños fragmentos del un universo que se mira a sí mismo y
que se construye a sí mismo”.
Y además, y tal como escribí en otro “post” hace meses, es
posible si la raíz cuadrada del uno por ciento de la población se pone a
meditar.
En 1972, veinticuatro ciudades de los Estados Unidos con
poblaciones de más de 10,000 habitantes experimentaron cambios significativos
en sus comunidades cuando tan solo un 1% (100 personas) participó en los
estudios. Los participantes usaron técnicas específicas de meditación para
crear las experiencias interiores de paz que luego se reflejaron en el mundo
exterior. A esto se le llama el “efecto Maharishi”, en honor de Maharishi
Mahesh Yogi, que afirmó que cuando un 1% de la población practicase los métodos
de meditación que él proponía, se produciría un, se produciría una reducción de
la violencia y crimen en esa población. Cuanta más gente participe, más
productivo será el resultado. Aunque no podamos comprender totalmente todas las
razones por las cuales se producen estos efectos, las correlaciones y los
resultados demuestran que existen.
Estos y otros estudios similares llevaron a la realización
de un proyecto que se convirtió en un hito histórico, el “Proyecto Internacional
de paz en Oriente Medio”, publicado en 1988 en el “Journal of Conflict
Resolution”.
A mediados de los ochenta del siglo pasado, durante la
guerra entre Israel y Líbano, varios practicantes fueron adiestrados en
técnicas específicas de la Meditación Trascendental para que pudiesen crear
paz en sus cuerpos (en lugar de que simplemente se limitasen a pensar en la paz
o a rezar para que llegara).
“En determinados días del mes, a ciertas horas del día,
estas personas fueron colocadas en las zonas de Oriente Medio desgarradas por
la guerra. Durante el espacio de tiempo en que se realizó el experimento, se
redujeron el número de ataques terroristas, de crímenes contra las personas, de
visitas a urgencias y de accidentes de tráfico.
Cuando los practicantes interrumpieron su práctica las
estadísticas volvieron a elevarse a los niveles anteriores. Estos estudios
confirmaron los resultados: cuando un pequeño porcentaje de la población accede
a un estado de paz interior, esa paz se refleja en el mundo exterior”.
Podemos aplicar estos principios en cualquier grupo humano,
trátese de una pequeña comunidad, una congregación religiosa, una gran ciudad o
el planeta entero.
La fórmula para determinar cuánta gente hace falta para
trabajar por la paz y la curación dentro de un grupo humano es la siguiente:
• Calcular el número total de personas.
• Calcular el 1% del número anterior (multiplicar el
total por 0,01).
• Calcular la raíz cuadrada del 1% obtenido.
Esta fórmula produce números que son menores de lo que uno
podría esperar. Po ejemplo, en una ciudad de un millón de personas, el total es
de alrededor de 100. En un mundo de seis mil millones de habitantes, el total
es de sólo unas 8000 personas. Este cálculo sólo representa la cantidad mínima
para iniciar el proceso. Cuanta más gente participe, más rápido se expande el
efecto. (“International Peace Proyect in Middle
East ”, The Journal of Conflict Resolution, p. 778).
Os animo, queridos amigos, a meditar todos los días.
Le meditación es una práctica al alcance de todos,
liberadora, gratificante, sanadora y generadora de paz y de armonía más allá de
nosotros mismos.
Formad grupos de meditación, reuniros en vuestras casas, en
el campo, en una escuela de yoga o en la iglesia, que más da. Lo importante es
la práctica “por el bien de todos los seres sintientes”.
Muchas bendiciones a todos y que las consciencias unidas
ayuden a cristalizar la paz en el mundo.
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