sábado, 12 de diciembre de 2009

ALGUNOS CONSEJOS BUDISTAS DE SANGHARÁKSHITA PARA PADRES.


En una sociedad en crisis, donde la educación de los hijos juega un papel fundamental, el budismo nos puede orientar en la forma adecuada de hacerlo. A lo largo de éste y de las siguientes entradas iremos dando algunas claves de la mano de Sangharákshita, que pueden ser una fuente de reflexión para padres y educadores. Este es el denominado “budismo comprometido”, como en su momento lo hizo el maestro vietnamita Thich Nhat Hanh protestando contra la guerra de Vietnam. Es el budismo “fuera de los templos”, que trae válidas respuestas para la vida cotidiana, sea uno o no practicante budista.
Restringe la televisión

Es difícil, por no decir imposible, mantener un estado mental claro y positivo –mantener la atención consciente, diría el budista- al menos que hagas algo que limite la medida en que absorbes todo el estimulante bombardeo de información de la vida moderna. Y, por supuesto, hoy en día mucho de este viene de la televisión. Hay un gran debate en marcha sobre si hay o no una conexión causal entre la violencia tal y como se ve en la televisión y la violencia en el hogar y en las calles. Algunos expertos dicen que no hay una conexión real, otros que si que la hay y a la persona corriente le es muy difícil saber la verdad del asunto.

Pero desde el punto de vista budista podemos estar seguros de una cosa: Resulte o no en violencia real, la violencia vista en televisión ciertamente no mejora el estado mental del espectador. Pasar varias horas cada semana, o incluso cada día, viendo programas cuyo contenido es en gran medida violento, sólo será en perjuicio del estado mental, ya sea uno adulto o un niño receptivo y susceptible.

Habrá quien diga que los niños tienen derechos, incluido el derecho de ver la televisión cuando les plazca. Pero como ya he mencionado en otra ocasión, pienso que es mejor no expresarse con el lenguaje de los derechos, sino, en su lugar, pensar en términos de deberes. Los padres –y los padres budistas en particular- tienen el deber de restringir lo que ven sus hijos la televisión.

La restricción no sólo ha de aplicarse a lo que ven, sino también al tiempo que pasan sentados frente al televisor. En estudios se ha demostrado que muchos niños en Occidente padecen de obesidad. Esto, en parte, es debido a dietas insanas –el tema de mi siguiente punto- pero también a que no hacen suficiente ejercicio. Y no hacen suficiente ejercicio porque, según parece, es más interesante apalancarse frente al televisor. Experimentos han mostrado que ver la televisión también perjudica a la imaginación –esencialmente, mientras uno recibe pasivamente lo que los productores de televisión deciden presentar, simplemente no tiene que hacer uso de su propia imaginación.

Restringir ver la televisión será, por supuesto, difícil. Una madre budista que conozco dice que sus hijos sentían que se les privaba de algo por no tener televisor en casa, pues les hacia sentirse diferentes a todos los demás niños en la escuela, ya que no podían participar en discusiones sobre lo que los demás habían visto la noche anterior. Al final, la madre, si bien poco dispuesta, tuvo que ceder a su continua insistencia, aunque consiguió restringir en cierta medida lo que veían la televisión. Obviamente, operan en esto cuestiones potentes. No obstante, uno ha de mantenerse firme en este asunto.

Que sus niños lleven una dieta sana

Este punto podría parecer obvio, pero, de nuevo, las condiciones actuales están en contra. Viviendo en la ciudad, como yo vivo, y manteniendo los ojos bien abiertos, una de las cosas que se ve es niños comiendo por la calle. Por supuesto, lo que comen normalmente es comida basura: Chocolate, helados, hamburguesas y patatas fritas. Los padres deben hacer lo que puedan para combatir esta costumbre tan corriente. No hay necesidad de seguir las últimas tendencias dietéticas o ser fanáticos, como lo éramos en los años sesenta cuando todos seguíamos la dieta macrobiótica. Pero quien cocine en la familia deberá tratar de darle una dieta equilibrada y hacer que se desista de los snacks entre comidas.

Debemos, por supuesto, procurar que nuestros hijos no fumen. Otra cosa que he notado cuando voy por la calle es que muchos niños en edad escolar fuman. Los veo cuando salen de la escuela –no tendrán más de doce o trece años- sacar el paquete de cigarrillos y encender uno. Luego, de nuevo, los padres budistas deben mantenerse firmes con sus hijos cuando estos llegan a esa edad en particular.

Esto era muy distinto cuando yo era niño. Ni siquiera se me había ocurrido fumar a esa edad, pero cuando cumplí los dieciséis años mi padre me dijo: “hijo, tienes dieciséis años. Puedes fumar si quieres.” Sin embargo, no lo hice –no hasta que fui alistado en el ejército. Incluso entonces, fumé sólo durante poco tiempo, porque no me gustaba y no he fumado desde entonces. Es desalentador ver que chicos y chicas tan jóvenes han adquirido ya el hábito de fumar. Luego, por favor, trata de que tu hijo no fume –bueno no simplemente trates, impídeselo. Ejerce tu autoridad paternal, o maternal. Sé que tal autoridad ha sido hecha trizas hoy en día, pero los lastimosos trozos que te queden de ella, ejércelos en lo que en este punto nos concierne.

Socializa a tu hijo

Este es un punto sobre el que quiero insistir. Tus hijos no te pertenecen a ti sólo. No son simplemente miembros de tu familia. Ellos son, o serán, miembros de la sociedad, parte de una comunidad más amplia, y han de ser educados, incluso entrenados, de modo que puedan funcionar de un modo positivo como miembros de la sociedad. De nuevo, esto trae consigo el ejercicio de cierta disciplina. Por ejemplo, los niños deben ser educados para que respeten la propiedad ajena y para que tengan en cuenta los sentimientos de los demás. De otro modo, lo pasarán muy mal en el mundo más adelante. Puede ser que tú aguantes rabietas, mal comportamiento y conducta desconsiderada, pero el mundo no aguantará tales cosas.

Luego socializa a tus hijos. No se los impongas a los demás. Se ve a padres hacer esto. Jaimito o Mari se están portando mal y siendo muy desconsiderados con otras personas, pero los padres sonríen con indulgencia –¡Ah! es así la pequeña, o el pequeño- y los demás deben aguantarlo y pensar que son una dulzura de niños. De hecho, los demás es mucho más probable que piensen “que crío más espantoso”.

La buena educación no está de moda hoy en día, asociada como está con valores burgueses, con la educación de la clase media y todo ese tipo de cosas; la tendencia es a tirar “el bebé” de la buena educación “con el agua sucia del baño” de la moda sociológica. Pero tenemos que hacer lo que podamos para recuperar al “bebé”. Investigaciones recientes han identificado una relación definitiva entre la mala educación y la delincuencia juvenil, lo que sugiere que la parte de la socialización que consiste en inculcarles a los niños buena educación no ha de ser subestimada.

La próxima semana más, queridos amigos.

Felices fiestas a todos.

Puedes visitar también:

www.tantrayana.blogspot.com

www.javierakerman.blogspot.com

www.cocinaemociones.blogspot.com

www.centrocuerpomente.blogspot.com

Sangharákshita nació en Londres, Inglaterra, en 1925. Cuando tenia 17 años leyó dos textos budistas importantes y se dio cuenta que era budista y que siempre lo había sido. Durante la segunda guerra mundial el ejército ingles le mandó a la India donde se quedó al final de la guerra. Pasó 20 años en oriente y durante su estancia se ordenó como monje budista, tuvo maestros de casi todas las escuelas del budismo y también conoció maestros de la religión hindú. Escribió Una Panorámica del Budismo , obra de mucha importancia, que tuvo una acogida entusiasta. Durante los años sesenta algunos budistas ingleses le invitaron a regresar a Inglaterra. En cuanto llego, reconoció que había mucho interés en las religiones orientales y decidió quedarse en occidente para enseñar el budismo. En 1968 fundó La Orden Budista Occidental : una orden ni laica ni monástica sino una forma nueva de practicar el budismo en el entorno occidental. Comenzó a presentar el budismo con un lenguaje especialmente apropiado para occidentales, basándose en un profundo conocimiento no sólo de las escrituras budistas tradicionales sino de la cultura de occidente. En agosto de 2000 Sangharákshita cumplió 75 años y escogió el día de su cumpleaños para traspasar a otros todas sus responsabilidades como cabeza de la Orden Budista Occidental. Actualmente vive en Birmingham, Inglaterra y se dedica a su obra literaria y a mantener contacto con sus discípulos.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Javier,como siempre muy buena entrada, mi experiencia personal es que de niña casi no ví televisión, ni tampoco tenía costumbre de comer chatarra, mis padres no fueron budistas pero creo que fue una cuestión de hábito que me inculcaron. De la misma forma estos hábitos los inculqué a mis hijos, no siendo lo mismo con los nietos, jajaja. Aunque una de mis hijas si está interesada en leer algo sobre educación budista para niños. Ya leímos este de Sangharákshita, puedes darme otra sugerencia?. Ahora si me extendí, perdón.

JAVIER AKERMAN dijo...

Estimada Queoquina:
Gracias por tu comentario. Y no te disculpes por extenderte, es un honor y un placer que te explayes en mis post todo lo que quieras.
Te recomiendo además:
A la sombra del manzano rosal (budismo para niños, Thich Nhat Hanh)
Encontrarás juegos con imágenes de Buda en:
http://www.buddhanet.net/drag1.htm
http://www.buddhanet.net/drag3.htm
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias de nuevo, querido Javier... siempre tus posts son útiles, eficaces, sabios, inspiradores.
Ciertamente nuestra sociedad enferma de valores espirituales ... anda muy perdida con la educación de los hijos...

Aunque no siempre la educación tiene directas consecuencias...sé de muchos casos que aún y así...salieron unos hijos distorsionadores... enfin...

Sembrar semillas de virtud es esencial...en toda circunstancia... y más con los propios hijos. Creo que a la corta o la la larga ello dará buen resultado.

Mil gracais siempre...y mi abrazo sincero y agradecido.

JAVIER AKERMAN dijo...

Gracias a ti querida amiga.
La reciente entrada de tu bloog sobre los "Padres del Desierto" es una invitación a la reflexión espiritual y a la serenidad.
Un fuerte abrazo.

María dijo...

A mi hija sí la gusta la tv, en cambio, el pc apenas lo coge, me imagino que serán etapas de la vida, y que cuando tenga más edad, dejará la tv y cogerá más el pc. Los programas que suele ver son películas y series infantiles, así como dibujos, es lo único que ve, aunque yo la digo ¿qué cómo puede ver tanta telebasura en la caja tonta? a mí no me gusta nada la tv.

Muy buenos consejos nos das, Javier, muchas gracias.

Saludos.

JAVIER AKERMAN dijo...

Gracias a ti María.
Buen fin de semana.
Un abrazo.

María dijo...

Igualmente, Javier, feliz fin de semana.

Fael·lo dijo...

Hola Javier!!
He sido padre recientemente y la educación de mi hija es algo que me preocupa bastante. En esta sociedad que nos ha tocado vivir es mal momento tener hijos. Es tremendamente complicado educar con ciertos valores conviviendo con educaciones completamente distintas. Corres el riego de ser el "malo" y ser "incomprendido", pero yo personalmente pienso que es el camino que hay que seguir y que el día de mañana seguro me lo agradecerá. Me ha gustado mucho la entrada de Sangharakshita.

Un abrazo fuerte amigo

JAVIER AKERMAN dijo...

¡Felicidades Fael-lo!
Un fuerte abrazo, querido amigo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tu recomendación, tomé nota,un abrazo.

JAVIER AKERMAN dijo...

Grcaias a ti, Queoquina.
Un abrazo.

Catalina Zentner Levin dijo...

Tengo nietos adolescentes, sé que cuánto representa la orientación para sus padres, el mundo que vivimos rinde culto a lo externo y al materialismo y es ardua tarea encausar su vida espiritual.

Abrazos,

JAVIER AKERMAN dijo...

Sí, Catalina. Una árdua labor.
Feliz Navidad y un fuerte abrazo.