Meditar es un estado de no-mente, es decir, un estado de consciencia pura sin contenido específico, en el que te conviertes en simple testigo del fluir de tus sensaciones corporales, de tus pensamientos, de tus emociones, sin identificarte con ninguno, sin perseguir ningún objetivo, ningún deseo.
Los procesos mentales generan dualidad, diferenciación, evaluación, concentración, todos ellos contrarios a lo que es meditación. Para meditar deja tu mente a un segundo plano, haciéndote liviano, indiferente y no identificado con tus pensamientos, siendo un simple testigo de los mismos. Y así como con los pensamientos, al meditar serás testigo de tus sensaciones corporales y de tus emociones.
Hay quienes creen que la meditación es concentración: nada más lejos de la realidad. En la concentración hay un sujeto que se concentra, ejerciendo un acto de voluntad, y un objeto sobre el cual se fija la atención, creando así una dualidad de consciencia, una separación, una demarcación de límites en la que ejerces un proceso mental que por referencia al pasado busca comparar y encontrar una conclusión. Todo esto se opone al estado meditativo.
Por ello la concentración crea cansancio, mientras que la meditación puede hacerse por tiempo indefinido sin agotamiento alguno, ya que la meditación no es un acto de voluntad, ni una actividad mental, sino una relajación consciente en la que no existe división o separación entre lo interno y lo externo, no estás buscando comparar nada ni persigues arribar a conclusiones de ningún tipo.
Los procesos mentales generan dualidad, diferenciación, evaluación, concentración, todos ellos contrarios a lo que es meditación. Para meditar deja tu mente a un segundo plano, haciéndote liviano, indiferente y no identificado con tus pensamientos, siendo un simple testigo de los mismos. Y así como con los pensamientos, al meditar serás testigo de tus sensaciones corporales y de tus emociones.
Hay quienes creen que la meditación es concentración: nada más lejos de la realidad. En la concentración hay un sujeto que se concentra, ejerciendo un acto de voluntad, y un objeto sobre el cual se fija la atención, creando así una dualidad de consciencia, una separación, una demarcación de límites en la que ejerces un proceso mental que por referencia al pasado busca comparar y encontrar una conclusión. Todo esto se opone al estado meditativo.
Por ello la concentración crea cansancio, mientras que la meditación puede hacerse por tiempo indefinido sin agotamiento alguno, ya que la meditación no es un acto de voluntad, ni una actividad mental, sino una relajación consciente en la que no existe división o separación entre lo interno y lo externo, no estás buscando comparar nada ni persigues arribar a conclusiones de ningún tipo.
¿Qué es Meditación?
Observar es meditación. Lo que observas es irrelevante… puedes observar los árboles, puedes observar el río, puedes observar las nubes, puedes observar a los niños jugando. El objeto no es el propósito, sino la calidad de tu observación, la cualidad de estar alerta y consciente. Eso es meditación. Cualquier cosa que hagas con presencia es meditación. La acción no es el asunto sino la calidad que le imprimes a tu acción. Caminar puede ser meditación si caminas alerta. Estar sentado puede ser meditación lo haces con presencia. Escuchar estas palabras puede ser meditación si las escuchas con consciencia.
La Clave de la Meditación
La clave y el espíritu esencial de la meditación están en aprender cómo presenciar, es decir, de convertirte en espectador de lo que ocurre en torno a ti, sin crear dualidad, sin crear separación, haciéndote uno con el todo. Y para presenciar es necesario primero permanecer centrado.
Al meditar aceptas tu lugar, tu momento, tu entorno presente, sin apegos, sin deseos, sin buscar, sin forzar, sin pensar en el pasado o en el futuro, sin repetir mantras mecánicamente, sin fijarte límites algunos. Al meditar no haces nada en particular sino que simplemente te dejas llevar y fluir con plena consciencia en tu experiencia del momento, sin interferir, sin discriminar, sin juzgar. Entiende que al meditar estás abriendo la puerta que abre tu expansión al amor, la libertad y la creatividad.
La meditación no está reñida con la acción, ni tienes que escapar de la vida para meditar. Todo lo contrario: tu vida continúa pero con mayor intensidad, con mayor alegría, con más creatividad, con mayor claridad y visión. La meditación te enseña una nueva forma de vida: estás armoniosamente centrado, distanciando del torbellino de acontecimientos externos a ti. Estás en el centro del ciclón, en un estado de éxtasis y realización.
Datos objetivos
La base científica de este proceso viene explicada por la investigación llevada a cabo por el doctor Richard J. Davidson y sus colaboradores de la Universidad de Wisconsin. En este estudio, publicado en la revista 'Psychosomatic Medicine', participaron 14 empleados de una compañía de biotecnología que recibieron clases de meditación durante una semana y otros tantos que no lo hicieron. También se les pidió que la realizaran en su hogar durante una hora diaria seis días a la semana, con la ayuda de instrucciones grabadas en cintas de audio. Además, todos ellos recibieron la vacuna de la gripe durante ese periodo.
Davidson y sus colaboradores registraron la función eléctrica del área izquierda y frontal del cerebro que suele estar más activa cuando la persona experimenta determinadas formas de emociones positivas y una menor ansiedad.
Los investigadores midieron esta actividad cerebral en diferentes ocasiones, mientras los empleados descansaban o cuando escribían experiencias de su vida tanto negativas como positivas. También analizaron la respuesta del sistema inmunológico entre los participantes determinando el nivel de anticuerpos producidos tras la vacuna de la gripe.
Después de ocho semanas, aquellos empleados que habían practicado la meditación durante todo ese tiempo presentaban más actividad eléctrica en las áreas cerebrales relevantes y mayor nivel de anticuerpos que aquellos participantes que no habían recibido entrenamiento para meditar. El aumento de la actividad cerebral también se relacionó con el incremento de anticuerpos entre los meditantes.
"Nuestros resultados indican que un corto programa de entrenamiento para meditar, de forma no muy avanzada, muestra efectos sobre el cerebro y el sistema inmunológico y subrayan la necesidad de nuevas investigaciones sobre las consecuencias biológicas que tiene este tipo de intervención", explica el Dr. Davidson.
Por todo ello os invito, amigos lectores de mi blog, a que practiqueis la meditación.
Las creencias religiosas o filosóficas personales no importan. Católicos, musulmanes, ateos... todos pueden aprender a meditar y a beneficiarse de esta maravillosa técnica.
1 comentario:
Hola,
Gracias por el artículo.
Encuentro también interesante (de mismo modo que todo el escrito) los "Datos objetivos" y la investigación citada que se ha realizado.
Pese a mi mundo occidental que desconoce bastante del tema tratado, me fascina mucho todo lo que he leído sobre la meditación, tanto, que a mi cuerpo le da un cosquilleo que me llena de ganas de empezar a meditar.
Un saludo.
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