miércoles, 11 de septiembre de 2013

EL TONTO DEL PUEBLO

(Un cuento tradicional español sobre la “inteligencia”)
En una villa un grupo de personas se divertían con el “tonto del pueblo”, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y limosnas.
Casi diariamente algunos hombres llamaban al tonto desde el bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 40 reales y otra de menor tamaño, pero de 200 reales. Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había dado cuenta de que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió: “Lo sé, no soy tan tonto, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el juego acabará y no voy a ganar más mi moneda”.
REFLEXIÓN PERSONAL:
Cuántas veces hemos “seguido el juego” a los que se consideran “inteligentes” que cegados por su ego se alimentan de nuestra supuesta ignorancia.
La verdadera inteligencia requiere cultivar la paciencia, la calma y la ecuanimidad.  
No juzguemos a la ligera, porque muchas veces el “tonto” es el “inteligente”.
Aparentar ser “tonto” (humildad, ingenuidad) es un signo de verdadera inteligencia, frente al ignorante que pretende ser inteligente haciendo uso del menosprecio y humillando jactanciosamente al que considera “tonto”.
En este caso los “inteligentes - tontos” engordan su ego disfrazado de falsa conmiseración y el “tonto -inteligente” logra subsistir no haciendo gala de la verdadera inteligencia que le ayuda a sobrevivir.
Pero, ¡ojo! Este es un juego de dependencias que puede prolongar y reforzar conductas y estereotipos que nos mantienen en una ceguera mutuamente consentida, pactada en un silencio consensuado por los “beneficios” que obtienen ambas partes.

El “tonto” debe dejar de hacerse el “tonto” y el “inteligente” debe dejar de envanecerse con las limitaciones del “tonto”.  Deben romper este círculo recursivo y enajenado, en beneficio de todos. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces me siento identificado con el tonto y con el inteligente, nuestra vida bacila entre polos y aprovechamientos.
Gracias por compartir este espacio, yo soy un tonto que no sabe bien a que vino, pero que se interesa por el budismo de manera superficial, ojalá pueda adentrarme mas en este bello mundo porque definitivamente busco el amor y la paz.

mincho dijo...

El inteligente muestra orgulloso el logro de su mente. El tonto muestra su inocencia por el desapego a la razón. ¿Quién es el verdadero inteligente?

Mincho dijo...

El intelectual muestra con orgullo el alcance de su mente. El tonto muestra la inocencia del desapego a la razón. ¿Quién es el verdadero inteligente?