domingo, 30 de mayo de 2010

VIPASSANA: EL ARTE DE VIVIR.

Vipassana, -nos dice U Sinalanda en este interesante texto de práctica-, que significa "ver las cosas tal como realmente son", es una de las técnicas más antiguas de meditación de la India. Fue redescubierta por Gautama el Buda hace mas de 2.500 años y fue enseñada por él como un remedio universal para males universales, es decir, como un arte: El arte de vivir.
Esta técnica no sectaria tiene por objetivos la total erradicación de las impurezas mentales, y la resultante felicidad suprema de la completa liberación. La curación, no meramente la curación de las enfermedades, sino la curación esencial del sufrimiento humano, es su propósito.
Este texto del maestro U Sinalanda es de los mejores que he leído para iniciarse en la práctica de este inmejorable método de meditación:
Cada inspiración o espiración dura aproximadamente cuatro o cinco segundos. Preste atención a la inspiración. Sentirá la sensación del aire en la punta de la nariz. Preste atención a la misma. Cuando espire, preste atención a esta sensación durante toda la duración de cuatro o cinco segundos. Concéntrese en la naturaleza del aire, su movimiento, en vez de su forma. Trate de percibir la inspiración y la espiración como dos cosas distintas; no como el mismo aire entrando y saliendo. No siga el aire hacia adentro o hacia afuera del cuerpo. Su mente es como un portero parado en la puerta, notando las personas que entran y las personas que salen. No aplique fuerza. Tranquilamente esté atento y observe la respiración. Si así lo desea, puede hacer una nota mental cuando inspira y cuando espira: adentro y afuera, o adentro, afuera. No es necesario que reconozca aquello que está interfiriendo en la meditación. Solamente esté atento de la respiración. Lo importante es la atención completa. Sin embargo, para alguna personas es importante conocer aquello que los ayuda y aquello que no los ayuda a mantener la mente en el objeto de meditación. Si esto lo ayuda, puede usar rótulos o investigar que es lo que está ocurriendo. Pero si interfiere con su concentración, no debe tratar de investigar lo que está ocurriendo, solamente esté atento.
Si su mente puede permanecer sólo en la respiración, está muy bien. Sin embargo, la mente tiene la tendencia a distraerse. Si su mente se distrae y no permanece atenta de la respiración y usted es consciente de esto, preste atención, observe la distracción. Puede repetir mentalmente: Distraído, distraído, distraído, dos o tres veces y luego regresa a la respiración.
Si ve algo o alguien en su mente, esté atento de esta actividad o dígase: Viendo, viendo, viendo, hasta que el objeto desaparezca y luego regresa a la respiración. Si escucha a alguien hablando en su mente, esté atento de ello o dígase: Escuchando, escuchando, escuchando, y luego regresa a la respiración. Si le habla a alguien en su mente o si se habla a usted mismo, esté atento de esta actividad o dígase: Hablando, hablando, hablando, y luego regresa a la respiración.
Si especula sobre algo, si analiza algo, esté atento de ello. Si hace juicios, esté atento de ello. Si recuerda algo en el pasado, esté atento de esta actividad o dígase: Recordando, recordando, recordando o pensando, pensando, pensando, y luego regresa a la respiración. Si piensa en el futuro y hace planes, esté atento de ello o dígase: Planeando, planeando, planeando, y luego regresa a la respiración.
Si siente pereza, esté atento o dígase: Pereza, pereza, pereza. La pereza desaparecerá después de algunos momentos, luego regresa a la respiración. Si está aburrido, esté atento o dígase: Aburrido, aburrido, aburrido, hasta que el aburrimiento desaparezca, luego regresa a la respiración. Si siente resistencia, está atento de la misma o dígase: Resistencia, resistencia, resistencia. Cuando la resistencia desaparezca, regresa a la respiración. Si tiene pensamientos de apego o deseo, esté atento de los mismos o dígase: Apego, apego, apego o deseo, deseo, deseo, hasta que ellos desaparezcan y luego regresa a la respiración. Si está enojado o molesto por cualquier motivo, esté atento, o en otras palabras, convierta al enojo o la molestia en su objeto de meditación. Concéntrese en el enojo o dígase: Enojo, enojo, enojo o enojado, enojado, enojado o molesto, molesto, molesto. Después de algunos momentos, el enojo desaparecerá y cuando desaparezca regresa a la respiración.
Si desea tragar la saliva, primero esté atento de la intención de tragar, dígase: Intención, intención, intención o deseo, deseo, deseo. Cuando junta la saliva en su boca, esté atento de esta actividad o dígase: Juntando, juntando, juntando. Cuando trague la saliva, esté atento o dígase: Tragando, tragando, tragando, luego regresa a la respiración.
Si siente comezón, no se rasque inmediatamente. Concéntrese en el lugar de la comezón y esté atento de esta sensación, diciéndose: Comezón, comezón, comezón. En la mayoría de los casos, la comezón desaparecerá después de algunos momentos. Cuando ha desaparecido, regresa a la respiración. Algunas veces la comezón no desaparecerá. Podría, aun, intensificarse. Entonces, esté atento de la comezón, tomando notas, observando todo lo que pueda. Si piensa que no puede resistir más, puede rascarse. Pero, antes de hacerlo, esté atento de la intención de rascarse. Cuando mueva la mano al lugar donde experimenta la comezón, esté atento del movimiento. Mueva su mano lentamente, siguiendo el movimiento con atención completa. Cuando sus dedos tocan el lugar, dígase: Tocando, tocando, tocando. Cuando se rasque, dígase: Rascando, rascando, rascando. Cuando retira la mano, dígase: Moviendo, moviendo, moviendo. Cuando su mano toque su falda, rodilla o la otra mano, dígase: Tocando, tocando, tocando. Luego regresa a la respiración.
Si tiene dolor en el cuerpo, entumecimiento, rigidez, calor, enfoque su mente en el lugar de estas sensaciones y esté atento de ellas. Si siente dolor en alguna parte del cuerpo, enfoque la mente en el lugar del dolor, esté atento del dolor y dígase: Dolor, dolor, dolor. Deberá tener mucha paciencia con el dolor. El dolor no desaparecerá fácilmente. Deberá tener paciencia y estar atento del dolor. El dolor podría desaparecer o intensificarse. Permanezca con el dolor lo más que pueda. En realidad, el dolor es un objeto de meditación muy bueno. Es un objeto intenso. Cuando hay dolor, la mente es atraída hacia el mismo. Entonces, esté atento y trate de ver que el dolor es primeramente una sensación. No se identifique con el dolor. No diga: Este es mi dolor o yo siento dolor. Existe solamente el dolor, solamente la sensación. Si el dolor se intensificara a tal punto que piensa que no puede soportarlo más, puede ignorarlo completamente y regresar a la respiración o puede moverse y cambiar de postura para aliviar el dolor. Pero cuando se mueva o cambie de postura, primero note la intención de cambiar y luego haga los movimientos lentamente, uno por vez, siguiendo los movimientos con atención completa. Luego que ha hecho los cambios, regresa a la respiración.
De esta manera, la respiración es el objeto principal de meditación. Cuando no hay otros objetos para prestar atención, atiende la respiración. Si hay objetos más prominentes, tome nota de ellos, obsérvelos, sea consciente de ellos; y, luego, regrese a la respiración. No use fuerza o tensión, tranquilamente observe los objetos, tome nota de ellos, esté atento de ellos. No intente rechazar las distracciones o las emociones o las sensaciones en el cuerpo, simplemente obsérvelas y déjelas que desaparezcan por si mismas.
Cuando inspira, el abdomen se extiende o se eleva. Cuando espira, el abdomen se contrae o desciende. Estos movimientos de expansión y contracción pueden ser utilizados como objeto principal de meditación en vez de la respiración. Mantenga su mente en el abdomen y esté realmente atento de la expansión desde el comienzo hasta el final; y, también, de la contracción desde el comienzo hasta el final. Su mente es como jinete montando un caballo, su mente y el aire, ambos, se están moviendo. Aun podría colocar su mano en el abdomen para sentir los movimientos de expansión y contracción. Después de un rato podrá seguir los movimientos de expansión y contracción sin necesidad de colocar la mano en el abdomen. Si se siente cómodo observando la respiración no necesita observar el abdomen.
No tenga expectativas durante el tiempo de práctica. No espere experimentar algo extraño o tener visiones o lo que sea. Las expectativas son una forma sutil de deseo o apego. Son impedimentos para la concentración y deben ser eliminados. Si tiene expectativas, simplemente esté atento de ellas o dígase: Expectativas, expectativas, expectativas. Luego regresa a la respiración o a los movimientos del abdomen.
Luego, al cabo de media hora puede regresar al estado normal de conciencia.
Puedes visitar también:
www.tantrayana.blogspot.com ("La meditación en la gratitud").
www.javierakerman.blogspot.com ("Remedios tradicionales sefardíes").

lunes, 24 de mayo de 2010

LA CRISIS ECONÓMICA: UNA VISIÓN A TRAVÉS DEL BUDISMO.

"Tenemos que tener cautela para no terminar con un Estado desequilibrado que se concentra demasiado en uno y deja de lado las exigencias de la ética—la ética individual o el comportamiento individual y la ética social—a la hora de elaborar una política adecuada". Premio Nobel de Economía Amartya Sen.
La verdadera crisis es el factor humano, no el económico, pues éste último es producto del primero. Las situaciones extremas tienden a ser las más propicias para iniciar cambios, cambios que deben empezar por uno mismo, que deben llevarnos a un sano "decrecimiento" que nos haga más conscientes de las verdaderas necesidades. Es necesario cuestionarnos los modelos de progreso imperantes hasta hoy, y retomar de nuevo las preguntas fundamentales sobre el significado de la existencia humana, que el budismo siempre ha enseñado.
El budismo enseña que la libertad no debe entenderse como “poder hacer lo que queremos”, sino “tener menos necesidad de hacer por nosotros y más por los demás”. Este esfuerzo se convierte en “energía gozosa”, virya, que fecunda las situaciones, que las enriquece. Eduardo Velásquez, autor de un ensayo sobre el budismo y la crisis económica, lo ha dejado muy claro de forma magistral. Estas sabias palabras deberían ser meditadas por todos, incluídos los economistas que buscan una explicación a la crisis que estamos viviendo:
"Si pensamos que antes estábamos mejor, estamos equivocados; estábamos peor; estábamos creando las causas que nos han traído al presente. Si en diez años estamos mejor, es porque lo que hacemos hoy es mejor de lo que hicimos hace diez años. Si no entendemos esto, si no entendemos que la causa es más importante que el efecto, no podremos aprender en forma inteligente. Para cambiar el efecto hay que cambiar la causa, hay que entenderla. Tratar de cambiar el efecto, de curar el síntoma sin ver la enfermedad, es no haber aprendido lo que hay que aprender. (sic) La sabiduría mundana nos dice que para entender la historia debemos mirar el dinero, riqueza, la economía; la sabiduría budista nos dice que debemos mirar el karma. Un cambio en el sistema económico no cambia necesariamente la dinámica de las relaciones humanas. De la misma forma debe proceder el cambio, del nivel más sutil al más burdo, o de arriba hacia abajo, si se quiere. Si la conciencia en la clase “dirigente”, la clase que genera las ideas, no cambia, no puede cambiar el campo en el que ella ejerce su influencia, en el que dicta su ley. Mientras nuestras vidas estén regidas por la ignorancia, por el deseo de alcanzar nuestra felicidad en forma egoísta, no habrá sistema posible que haga verdadera justicia".
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lunes, 17 de mayo de 2010

CITAS BUDISTAS PARA REFLEXIONAR.

“Estamos juntos. Tenemos la oportunidad de vernos profundamente.
Pero si no estamos totalmente presentes, todo será como un sueño.” (Thich Nhat Hanh)
“Aún cuando hago cosas en beneficio de los demás, no surge ningún sentimiento de asombro o altivez. Es como alimentarme a mí mismo; no espero nada a cambio.” (Joanna Macy).
“Nuestro estado de separación es una falsa ilusión; somos partes interconectadas del todo, somos un estanque con movimiento y memoria. Nuestra realidad es mayor que tu y yo, y que todas las embarcaciones que surcan estas aguas, y que todas las aguas que navegan.” (Erwin Laszlo).
"¿Por qué nacemos? Nacemos para no tener que nacer otra vez". (Buda).
(Foto: Entrada al Centro Cuerpo Mente de Vigo).

domingo, 9 de mayo de 2010

¿CUAL ES EL PEOR DEFECTO HUMANO?

La mentira, la cobardía, la codicia, la hipocresía, la ira, el orgullo, la envidia... estamos inmersos en una batalla campal frente a esos "venenos" que nos "infectan" a todos. El problema del dolor humano reside exclusivamente en esos "defectos" y en el apego, que es la causa final de los mismos. Por culpa de ellos y del apego vamos sembrando en la vida el dolor, el sufrimiento, la miseria, la enfermedad y hacemos sufrir al resto de la humanidad con este torpe y ciego comportamiento. La vida de cada ser humano es un eterno vía crucis y cada cual recoge el fruto de su propia cosecha, de sus propias obras. Como dice Cristo: “CON LA VARA QUE MIDES SERÀS MEDIDO”. El karma (acción) es ineludible. Recordemos que el karma se puede pagar con dolor, pero también con amor. Por eso cuando un maestro budista me preguntó hace años en un retiro: "¿Cual es el peor defecto humano?", ante mis reflexiones silenciosas alzó un dedo y sonriendo me dijo: "La INGRATITUD, que es la forma humana de la ignorancia".
Por eso debemos intentar ser generosos y responder con gratitud cada día, pues es un "antídoto" muy potente contra esos defectos o "venenos" humanos.
¿Cuál crees tu que es el peor defecto humano?
La ilustración fue bajada de aquí:
http://www.google.es/imgres?

sábado, 1 de mayo de 2010

¡FELICIDADES, MADRES!

El Budismo exalta el amor de compasión maternal. El Budismo ha inculcado, desde el principio, la virtud fundamental de la benevolencia-compasión (maitrikarüna) cuyo ejemplo era el de una madre que se sacrificaba por sus hijos: "Igual que una madre", canta un antiguo Sutra (escrito sagrado budista) "ama y defiende sus hijos amados con el precio de su vida, así vosotros, oh! Monjes, debéis cultivar sin límite la virtud de la benevolencia-compasión hacia todas las cosas vivas".
¡Felicidades, queridas madres!
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