domingo, 24 de enero de 2010

THOMAS MERTON: LA VÍA "TEÍSTA" DEL DHARMA.


Thomas Merton fue monje cristiano trapense de la abadía de Getsemani, fallecido en 1968. Fue un profundo defensor del budismo y del taoismo, sin tener que abandonar para ello el cristianismo.

Según lo interpretó, la senda del Tao y del Dharma se inicia con el simple estado que denominamos “existencia”. Como en el Zen, Merton nos dice que no hemos de reflexionar conceptualmente y tampoco ahondar de manera consciente en él (pues cuando lo miramos desaparece y cuando tratamos de captarlo se vuelve intangible). Dice Merton, uniendo las tradiciones de oriente y occidente: “Hemos pues de vivir tranquilamente, en la humildad de una existencia simple y normal. He aquí como esta senda, filosóficamente, coincide con la vida de fe cristiana”. Más bien es cuestión de creer en el bien, y no de concebirlo como el fruto de nuestros esfuerzos. Es decir, si creemos en el Bien y lo sentimos como tal avanzaremos hacia él.

Merton pensaba que el secreto del camino del Dharma no consiste en la acumulación de la virtud y del mérito, sino en el wu wei, en el no-hacer o no-acción, y en no preocuparse de planificar conscientemente. Una de las máximas de Chuang Tzu confirma dichas reflexiones:

“Felicidad y bienestar son posibles en el mismo momento en que se deja de actuar con la vista puesta en ellos. Cuando se practica el no-hacer (wu wei) se obtendrán ambas cosas: felicidad y bienestar".

(Foto: Thomas Merton con el Dalai Lama).
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martes, 19 de enero de 2010

ZEN Y VIDA COTIDIANA.

Mucha gente se pregunta, ¿para qué “sirve” el Zen? ¿Para qué “sirve” el budismo?

El centro Zen Kitaido nos ofrece una respuesta sencilla y clara para aplicarlo en nuestra vida cotidiana:

En el mundo del Budismo Zen, preguntas tales como: ¿Para qué? o ¿Por qué? carecen totalmente de sentido. La pregunta esencial es: ¿Cómo? ¿Cómo vivir, cómo morir? De esta actitud se desprende una sabiduría práctica que puede ser aplicada a cada momento de la vida cotidiana: Cómo dormir, como tomar los alimentos, cómo caminar, cómo conducir el auto, cómo sentarse, cómo respirar, cómo atravesar de manera justa este corto lapso de tiempo que va desde nuestro nacimiento hasta nuestro ataúd? ¿Con qué actitud de espíritu?

La práctica de la meditación en Zazen no está en contradicción con nuestra vida diaria y, sobre todo, no es una evasión ante las dificultades que el vivir diario nos presenta. Por el contrario, gracias a la práctica asidua de Zazen, podemos encontrar la lucidez, la calma y la energía necesarias para resolver con soltura y eficacia las situaciones cotidianas.

Zazen no es, de todas maneras, una técnica de bienestar que se pueda usar con fines utilitarios. Más bien, es a través del abandono del egoísmo y de la crispación causada por la conciencia egótica, como podemos sumergirnos, sin miedo, en nuestra existencia y evolucionar en ella como el pez en el agua, naturalmente, inconscientemente.

Los mejores momentos para sentarse en Zazen son el amanecer y el anochecer. Estos momentos de transformación de la naturaleza y de nuestros propios ritmos biológicos favorecen la concentración y nos preparan para afrontar abiertamente la jornada por una parte, y para purificar nuestra conciencia y nuestro cuerpo de todas las impresiones sensoriales nocivas que hemos acumulado durante el día, por otra.

Las personas que continúan diariamente esta practica son testimonios de la profunda renovación que han experimentado en sus vidas.

(En www.tantrayana.blogspot.com puedes leer mi entrada sobre “El bien y el mal”, tema sugerido por Chris).

Y mi blog de reflexión personal "Akermanías": www.akermanias.blogspot.com


viernes, 8 de enero de 2010

LA BÚSQUEDA DE LO ETERNO.


La búsqueda de la eterna juventud, de la belleza o de la fama define un comportamiento compulsivo muy habitual en la sociedad de hoy: Cirugía estética, tratamientos geriátricos “antiage” o los dictámenes de la moda son metas y referentes en una buena parte de la población. ¿Y que se esconde detrás de todo esto? Pues el sufrimiento y la vana ilusión de hacer permanente lo impermanente. Ya lo dijo bien claro Jian Liao, maestro chan (zen chino):

“Los fenómenos creados por la mente son condicionales, impermanentes y cambiantes. Por lo tanto, es imposible transformar lo impermanente en permanente. Esta es la causa del sufrimiento que experimentamos por el nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad, la muerte, la separación de los seres queridos, asociaciones con los que no nos gusta, la quema de los cinco agregados que componen el cuerpo humano (aire, agua, fuego, tierra y conciencia). Y la inhabilidad de lograr nuestros deseos”.

Más claro… imposible. Si aprendemos a vivir aquí y ahora, de forma consciente, sin importar la edad que se tenga y meditamos sobre la vacuidad y la ilusión de lo eterno, llegaremos a alcanzar la verdadera libertad que conduce al gozo y al cese del sufrimiento.

Por sugerencia de mi amigo Chris, en el próximo post hablaré del concepto del bien y del mal en el budismo.

Podéis visitar también:

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