jueves, 27 de septiembre de 2012

EL CAMINO ESPIRITUAL: UNA EXPERIENCIA PERSONAL.


Muchos me habéis preguntado cómo he llegado a mi camino espiritual. Algunos incluso os sentís confundidos al saber que practico y enseño Yoga y enseñanzas Budistas a la vez que soy sacerdote episcopal anglicano. 
Pero vayamos por partes. Este camino emprendido no fue tarea fácil. Tuve mis momentos de oscuridad a la que nunca, por ventura, le faltó un punto de luz hacia el que dirigirme.
¿Quien no se ha sentido perdido en sus reflexiones e inquietudes transpersonales en algún momento de su vida? Lo que sí tuve claro es que además de trabajar en mi consulta bullía en mi interior la "llamada de lo Trascendente".  
Desde mi juventud me fascinó la religión ("el hecho religioso"), la parapsicología, la neurociencia, los estados alterados de consciencia... Y detrás de todo eso la búsqueda de un "¿por qué?" 
Pero conforme pasó el tiempo el "por qué" se fue desvaneciendo para dar paso a un lúcido y sereno "hacer para saber", NO SABER PARA HACER. Me dejé llevar por esa corriente cálida que siempre estuvo ahí, debajo de razonamientos, testosterona y evolución personal. Entonces poco a poco me di cuenta de que para llegar al Camino "existen muchos senderos", solo hace falta Actitud y vencer los obstáculos egoicos que ensombrecen las señales. 
Y no, no me entendáis mal. No hablo "mesiánicamente" ni como "iluminado supremo" o "conocerdor sapiencial de la Gran Verdad". En absoluto. Creo que tengo tantos defectos como cualquiera de vosotros, queridos lectores. Quizá con la única diferencia de que cuando surgen esos "defectos" intento no llevarlos en mi mochila; es decir, evito que formen parte de mi parco equipaje. 
Ya "peinando canas" recibí la ordenación como Sacerdote en la Iglesia Ortodoxa (Patriarcado de Serbia) y en la actualidad soy Presbítero de la Comunión Anglicana, en la Parroquia del Poderoso Salvador de Vigo.
Con Swami Krishnananda durante el Retiro en Vigo


Swami Krishnananda con algunos de los alumnos de Vigo


En la capilla, celebrando la Eucaristía. 
El Cristianismo me reconectó con "Dios en Mi Mismo". Y como no ofrecí resistencias al final así lo he aceptado, con esa calma y paz que te llegan cuando sientes que no hay "disonancias" en tu creencia. Fe y Razón unidas
¿Por qué sacerdote anglicano ahora? Pues por su sentido de "inclusividad": A saber, una absoluta igualdad entre hombre-mujer, acceso a las Órdenes Sagradas de la mujer en idénticas condiciones que el hombre; respeto a las minorías étnicas; respeto a las diferentes orientaciones sexuales; el uso de la Razón para conciliar la Tradición y las Escrituras... ¿Acaso no es coherente evolucionar en la vida? 
Las inquietudes espirituales se unieron a mi búsqueda por el equilibro emocional y psicológico en las tradiciones orientales, y me formé como instructor de Hatha Yoga y como profesor de Yoga Tibetano y Meditación certificado por la Yoga Alliance International. 
Durante más de treinta años diversos maestros de yoga tibetano me han instruido en sus linajes y tradiciones, que he ido recopilando sistemáticamente para evitar su desaparición, pues muchos de estos profesores han fallecido y no dejaron nada escrito de sus enseñanzas, solo la transmisión oral "maestro-discípulo". De las cincuenta y dos series que he recibido a lo largo de estos años he podido rescatar cuarenta y ocho. Treinta y cinco de ellas son inéditas y no publicadas hasta el momento ("Nga mambú yangú"; "Karey Jega"; "Kum Nye Rembú"; "Tsul Trim Dorje"; etc). 
Estudié posteriormente Meditación Budista y fuí iniciado en el Budismo Vajrayana/Tantrayana en Nepal por S.E. Ludhing Khen Rimpoché, recibiendo el nombre de Jamyang Dhondup ("Sabiduría Exitosa"). En ese viaje me acompañó por primera vez mi dulce hija Noemi ( Noemi significa "mi Dulzura" en hebreo), que recibió el nombre de Tempa Choetso ("Esperanza Oceánica" en tibetano). Fue una experiencia paterno-filial y espiritual sublime. 
Siempre he afirmado que mis prácticas budistas y yóguicas me han hecho mejor cristiano; en definitiva "más humano Consciente". Estas prácticas facilitaron a la mente el reconocer mis errores para desarrollar un trabajo que trasciende lo personal y se dirije hacia los demás, en beneficio de todos. 
Para llevar adelante estas enseñanzas yóguico-tibetanas he fundado el linaje de Yoga Tibetano "Jamyang Yoga" y con la ayuda inestimable de mi mujer Amparo hemos abierto la Escuela Internacional de Yoga Tibetano y Meditación "Lhakhang Gongpa", donde damos clases y formamos a los futuros profesores de yoga tibetano (linaje Jamyang). 
Pero realmente me "gano la vida" (reflexionemos acerca de esta expresión) como naturópata y especialista en medicina tradicional china desde 1980. ¡Cuántas personas me aconsejaron que "no me complicase la vida" en esa búsqueda! Que ya tenía suficiente con mi "trabajo", etc. Pues doy gracias a Dios y al Dharma por el trabajo cotidiano, que es para mi a la vez un "hobby" y un "sacerdocio sanitario". Con ello "me gano la vida" en lo económico y me llena de satisfacción en lo emocional. Por eso cuando hablo de "gestos solidarios" o " acciones benéfico-sociales" lo hago para sembrar semillas de compasión. No intento ser un referente de nada ni de nadie, solo ofrecer ideas y consejos que no solo nos harán más felices a todos sino mucho más llenos de plenitud, compasión y tolerancia. Por ejemplo: 
Parte de los beneficios de cada actividad profesional que realizo van destinados a fines benéfico-sociales. Cada alumno o asistente a alguna actividad programada donará la parte que le tendría que entregar a la Escuela a una entidad no lucrativa, persona o grupo social en situación de precariedad o exclusión social. Una sencilla muestra: La Escuela de Yoga que dirijimos mi mujer y yo cobra por sus clases de Yoga Tibetano y meditación (martes, miércoles y viernes) 30 € al mes, pero el alumno sólo nos entregará 25 €. Los 5€ restantes el alumno se compromete a entregarlo personalmente como donativo (comida, ayuda a los estudios, medicinas...) a quien lo necesite y él mismo elija. No pedimos recibo o justificante alguno de dicha asignación. Queremos creer en las personas. Es una forma de compromiso solidario al que hemos denominado "Impuesto Espiritual Voluntariamente Aceptado" (IEVA). ¿No podéis intentar hacer algo igual cada uno de vosotros en vuestro trabajo, entorno familiar o social? Nuestro asombro ha sido comprobar que incluso "indigentes" a los que entregamos nuestra ayuda cada domingo en la parroquia que dirijo nos donan "pequeñas cosas de sus escasas pertenencias", para que las entreguemos a otros que lo necesiten más. ¡Ese es el verdadero milagro de lo cotidiano! 
Como iba diciendo, este "impuesto solidario" se aplicará a cada actividad de la Escuela: Curso de Instructor, seminarios o clases prácticas semanales. Incluyo aquí mi consultorio de medicina natural: El año próximo en lugar de incrementar el precio de cada consulta según el IPC trasladaré la responsabilidad a los pacientes, que deberán donar ellos mismos a quien quieran lo que tendrían que darme a mi (llevamos desde el año 2000 sin incrementar el precio de las consultas y gracias a Dios no nos ha faltado nunca trabajo). 
¡Ah! Y los domingos podéis pasar por mi parroquia a donar comida o ropa si queréis, pues atendemos a personas y familias en situaciones límite, entregando nuestra ayuda fraternal a quien nos lo solicite, a partir de las 10:30 h de la mañana.(Calle Bolivia, 34 - bajo - 36204 VIGO - ESPAÑA). 
¿Cual es mi búsqueda? Muy sencillo: "Busco la solidaridad humana, alejarme del dogmatismo y reforzar la reflexión compartida, amparada en el respeto mutuo, los derechos humanos y la ayuda solidaria. 
Me interesa la espiritualidad y soy un convencido del ecumenismo y del diálogo interreligioso". 
Practico yoga y meditación budista y cristiana desde hace años, pues Cristo y Buda son dos referentes en mi vida, y en absoluto antagónicos. Las diferencias y separaciones las marcamos los hombres. 
Como muestra os adjunto algunas fotografías del retiro de yoga realizado el pasado 22 de septiembre en Vigo, dirigido por Swami Krishnananda, un maestro de reconocido prestigio que dirige el Instituto Yoga Retiro de Madrid. 
Con él profundizamos en los "Mantras y la Meditación", en un sábado soleado en el jardín de mi casa. Los veintitrés asistentes "absorbieron" con avidez las sabias palabras y consejos de este gran maestro. 
Y como colofón, el domingo Swami compartió conmigo el Oficio de Santa Comunión en la Iglesia anglicana de Vigo. ¿No es ese acaso el verdadero modelo de tolerancia, de "inclusión" y no de "exclusión" fanática del que hacen gala muchas iglesias cristianas y escuelas de budismo? 
Me encanta seguir el camino marcado por hombres como Thich Nhat Hanh y Thomas Merton, entre otros. 
Sed felices. 
Muchas bendiciones. 

martes, 4 de septiembre de 2012

UNIR, SEPARAR, DISOLVER O SUBLIMAR: LOS CAMINOS ALQUÍMICOS DE LA MENTE.


Obsesión proviene del término latino obsessĭo, que significa asedio. Se trata de una perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz persistencia asalta la mente. La obsesión tiene múltiples facetas de expresión. Este pensamiento, sentimiento o tendencia aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él.
El individuo con obsesiones generalmente trata de ignorar, suprimir cada pensamiento o impulso o de neutralizarlos con otro pensamiento o acción (una compulsión). Por ejemplo, el sujeto lleno de dudas acerca de si ha cerrado el gas intenta neutralizarlas comprobando repetidamente para asegurarse de que está apagado. Observad como ese pensamiento "desplaza" a otros. Menuda paradoja, cuando buscamos focalizar la mente en un solo pensamiento o dirección: Se dispersa. Cuando tratamos de eludir un único pensamiento o percepción... se incrementa y se aisla de otras cogniciones. ¿Qué hay detrás de todo esto? 
Cuando recitamos un mantra o prestamos atención a la respiración intentamos canalizar la mente sin interferencias, dejamos que "vuele libre". En este caso estamos creando un vínculo "obsesivo" (un asedio) al pensamiento crítico. "Dualizamos" nuestra entidad psíquica para entregar la consciencia a un único estímulo. Pero todo se reduce a "buscar una emoción" o "ser fugitivos de ella". ¿De dónde surge esta emoción? ¿Está quizá en ella la clave para entregarnos a la meditación, a la contemplación o a la presencia consciente en el aquí y ahora? ¿No podemos quizá caer en un trastorno "de evitación" a las fluctuaciones de la mente en pro de una hipotética liberación mental y espiritual? 
Si analizamos ambas emociones podemos vislumbrar una luz al final del túnel. Pero vayamos por partes (no separadas). 
Cuando nos separamos en entidades diferenciadas (yo, el pensamiento, tu, el otro...) nos escindimos, es decir, avanzamos hacia el schizō, que es un prefijo procedente del griego y que signidica dividir en dos, disociar. De ahí la palabra esquizofrenia o mente "dividida". ¡Vaya! !Menuda paradoja! Cuando la mente se divide... surge la enfermedad. Por un lado queda el "yo" sano y por el otro campa a sus aires el "yo esquizofrénico" o disociado. ¿Quién es copia de quién? ¿Dónde está el yo real? Y la pregunta del millón, ¿quién analiza y juzga uno u otro yo? ¿Dónde está el "Yo"?  
Siguiendo esta línea reflexiva todos somos esquizofrénicos (estamos "disociados") y sólo los que alcanzan el satori, el nirvana o la iluminación llegan a fundirse con la Unidad, "Ser Uno con el Ser". Ya no hay schizō.
¿O no? Esas personas comunican al resto de los "disociados" realidades inefables, imposibles de explicar con palabras... porque las palabras "disocian" y separan términos, significados y personas. 
Pues ahora viene lo incoherente: Los "disociados" juzgamos, etiquetamos y diagnosticamos a los que se han liberado de las disociaciones para incluirlos en otra entidad clínica "separada": 
Y ahí surge otro problema: Si yo solo conozco el castellano un idioma desconocido son balbuceos incoherentes y sin significado para mi comprensión limitada de los idiomas. Si me enfrento a un "sentimiento oceánico" busco que alguien me explique que me ha pasado (disociando de nuevo). Busco "el principio de autoridad" que me sitúe en un marco de referencia. 
La expresión “sentimiento oceánico” ya la utilizaba Freud, quien a su vez la tomó prestada de su amigo el escritor Romain Rolland, para describir experiencias místicas, esto es, lo que ahora los psicólogos definen como "estados alterados de la conciencia". Leed bien: "alterados", es decir, que para ellos no forman parte de la misma naturaleza de la mente "normal". 
Este sentimiento oceánico se caracteriza por una sensación de misterio y de naturalidad indisociables, una sensación de plenitud, de unidad, de simplicidad, de eternidad, de serenidad. Pero esto no tiene lugar en el encuentro con un ente superior, no es sólo la trascendencia. Es lo que el filósofo André Compte-Sponville denomina “mística de la inmanencia”, la sensación de ser uno con la naturaleza, uno con el todo. Romain Rolland lo denominó sentimiento oceánico porque somos uno con todo, como la ola o la gota de agua son uno con el océano. 
¿Y eso es patológico? ¿No podría ser la luz al final del túnel? ¿La realidad de la Inmanencia? Hay que ·"trocear" el "yo" y sus agregados para poder alcanzar lo que ya forma parte de nosotros mismos: La Unidad. Hay que pelar la cebolla, no añadirle capas encima. 
El yoga, el zen, la meditación, el budismo, la oración, la contemplación... son caminos que nos llevarán al destino si no lo buscamos obsesivamente a través de esos mismos caminos. 
"Desconceptualízate", divide para unir, usa la navaja de Ockham, es decir, el principio de parsimonia, la simplicidad pura. Guillermo de Ockham nos aconsejó: "Pluralitas non est ponenda sine necessitate", es decir que las cosas esenciales no se deben multiplicar sin necesidad: "Cuanto menos, mejor". ¿Acaso no podemos derivar este consejo a la economía? ¿A las "posesiones"? 
Respira, contempla, no analices... ¡SÉ! 


domingo, 2 de septiembre de 2012

YOGA TIBETANO: JAMYANG YOGA ¿OTRO YOGA MÁS?


¿Que es lo que desea transmitir un maestro? ¿Su ego? ¿Una enseñanza mercantil? ¿O una "unión" o "camino" de liberación del sufrimiento? 
Hemos registrado "Jamyang Yoga" para dar a los demás una llave que les abra puertas para compartir los beneficios de el yoga en general.  
En nuestra escuela queremos que los futuros instructores interioricen este principio. De ahí que Jamyang Yoga integre en si misma la "compasión militante". Enseñamos para compatir, no para cerrar. 
Enseñamos para que todos ganemos en riqueza: Física, mental, espiritual y social. Enseñamos prácticas para ser felices y poder compartir así la felicidad que desarrollamos. Por eso en nuestro linaje Jamyang Yoga cada alumno, cada profesor, cada practicante, dona una parte de sus beneficios espirituales, psicológicos, físicos o económicos a un fin solidario y benéfico. Enseñamos que cada uno debe (debemos) ser "activistas de la compasión en acción". Implicarnos con sentido de la responsabilidad en llevar la ayuda y la compasión a los demás seres que nos rodean. 
Ya se que hay otros "yogas" que enseñan eso precisamente como "fin último": Raja Yoga, por ejemplo. Pero, ¿acaso el yoga no es "uno"? 
Muchos de mis maestros han fallecido, no han tenido la oportunidad de tener su página web o su muro en Facebook. Por lo que ellos me han enseñado, sin otra pretensión que transmitir sus enseñanzas sublimes en beneficio de todos los seres sintientes, creo necesario dar a conocer Jamyang Yoga
El linaje de nuestra escuela ha sido denominado oficialmente "Jamyang Yoga". Lo hemos registrado para evitar su utilización interesada. Varias organizaciones internacionales nos han reconocido (más bien han comprendido la esencia espiritual desinteresada que deseamos formalizar).  Es Yoga Tibetano que procede de la enseñanza de varios maestros de distintas escuelas. 
Las unidades didácticas que entregamos a cada practicante y alumno son inéditas, transmitidas hasta hoy de maestro a alumno y por primera vez se dan a conocer en su mayoría. Unas pocas proceden del Kum Nye y Lujong yoga, pero poseen en su estructura la esencia espiritual y dinámica no publicadas hasta el momento. No lo hemos hecho por mercantilismo sino precisamente para evitar lo que prolifera en algunos sectores del yoga: Patentes y marcas en torno a un exagerado culto al maestro que nos aleja del yoga como "Unión", como "unidad en la diversidad". ¡Se han llegado a "patentar" y "registrar" asanas o posturas! 
Si me preguntan que yoga practico les contesto: "Yoga". Si debo precisar que clase de yoga, añado: "Tibetano". Si me apremian a que les diga que escuela o linaje o denominación específica les aclaro: "Jamyang Yoga". Así no hay confusiones.  
Lo he registrado para evitar lo que es posible que en el futuro sea inevitable: la apropiación de estas enseñanzas con fines muy alejados del yoga en general. Pero si al menos han beneficiado a algún ser y le ha ayudado a ser feliz y a mejorar su salud... me doy por satisfecho. Cuando estas técnicas pasen a formar parte del acervo cultural del resto de los (las) yogas, para beneficio de todos, a pesar del lucro de unos pocos: ¡Genial! 
Todo es impermanente: Técnicas, nombres, patentes, marcas, "yoes", posiciones, alumnos, maestros... excepto la esencia misma del Yoga, pues nos conecta con el Todo Universal. 
¡Tashi Delek! ¡Namaste! 
(Nota aclaratoria: Doy las gracias a los que me han enseñado yoga: Madhana Mohan, José A. Calle Guglieri, Yeshe Tchering Langmo, Sense Wong Chang, Mayte Criado, Swami Krishnananda, Youn Yeo y a mis últimos maestros del Dharma: Appey Rimpoche, Ludhing Khen Rimpoche, Khenpo y a mis alumnos, que tanto me han enseñado también). 
Escuela: www.centrocuerpomente.blogspot.com.es