lunes, 30 de septiembre de 2013
miércoles, 11 de septiembre de 2013
EL TONTO DEL PUEBLO
(Un cuento tradicional español sobre la “inteligencia”)
En una villa un grupo de personas se divertían con el “tonto
del pueblo”, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños
recados y limosnas.
Casi diariamente algunos hombres llamaban al tonto desde
el bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño
grande de 40 reales y otra de menor tamaño, pero de 200 reales. Él siempre
cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el
inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había dado cuenta
de que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió: “Lo sé, no
soy tan tonto, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el juego
acabará y no voy a ganar más mi moneda”.
REFLEXIÓN PERSONAL:
Cuántas veces hemos “seguido el juego” a los que se
consideran “inteligentes” que cegados por su ego se alimentan de nuestra
supuesta ignorancia.
La verdadera inteligencia requiere cultivar la paciencia, la
calma y la ecuanimidad.
No juzguemos a la ligera, porque muchas veces el “tonto”
es el “inteligente”.
Aparentar ser “tonto” (humildad, ingenuidad) es un signo
de verdadera inteligencia, frente al ignorante que pretende ser inteligente
haciendo uso del menosprecio y humillando jactanciosamente al que considera “tonto”.
En este caso los “inteligentes - tontos”
engordan su ego disfrazado de falsa conmiseración y el “tonto -inteligente”
logra subsistir no haciendo gala de la verdadera inteligencia que le ayuda a
sobrevivir.
Pero, ¡ojo! Este es un juego de
dependencias que puede prolongar y reforzar conductas y estereotipos que nos
mantienen en una ceguera mutuamente consentida, pactada en un silencio
consensuado por los “beneficios” que obtienen ambas partes.
El “tonto” debe dejar de hacerse
el “tonto” y el “inteligente” debe dejar de envanecerse con las limitaciones
del “tonto”. Deben romper este círculo
recursivo y enajenado, en beneficio de todos.
jueves, 5 de septiembre de 2013
¡POR LA PAZ EN SIRIA!
"Es más fácil
desintegrar un átomo que un preconcepto" (Albert Einstein)
Un grupo de científicos colocó
cinco monos en una jaula, en cuyo centro instalaron una escalera y, sobre ella,
un montón de plátanos.
Cuando un mono subía la escalera
para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre
los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando
un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.
Pasado algún tiempo, ningún mono
subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los
científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo el nuevo
“inquilino” fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros,
quienes le pegaron.
Después de algunas palizas, el
nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y
ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al
novato.
Un tercero fue cambiado, y se
repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue
sustituido. Los científicos se quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos
que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a
aquel que intentase llegar a la rica fruta.
Si fuese posible preguntar a
algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con
certeza la respuesta sería:
"No se, las cosas siempre se
han hecho así aquí..."
REFLEXIÓN PERSONAL:
Este cuento-científico
tradicional ilustra de forma magistral nuestros conceptos de “verdad” y “status
quo”. El que piensa diferente y por si mismo es golpeado por sus propios
correligionarios, que mantienen sus mentes condicionadas cual experimento de
Pavlov.
No los juzguemos, pues ignoran su
propia ignorancia, que es la raíz del sufrimiento individual y colectivo.
En esta nueva etapa prebélica que
estamos viviendo, con Siria en un oscuro horizonte de inciertos vaticinios, es
una exigencia ética, moral y solidaria anticiparnos al “Pensamiento
Obamista-Mundialista” y decir alto y claro: ¡NO A LA GUERRA! “¡NUNCA MÁS OTRO IRAQ!”
Hay otras medidas de presión si se comprueba finalmente que el gobierno sirio
usó armas químicas contra los disidentes.
La legitimidad de cualquier
acción basada en la violencia construye su propio cadalso.
No quiero que mis nietos repitan
mañana, cuando el mundo sea una escombrera inhabitable: "No se, las cosas
siempre se han hecho así aquí..."
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