…¡Dong, dong, dong…! Y así hasta las doce campanadas durante las cuales, según la tradición, comemos las uvas de nochevieja y pedimos un deseo para el año que comienza. La mayoría de esos deseos están centrados en el “yo”: “Este año dejaré de fumar” o “este año conseguiré ponerme a dieta y adelgazar”… ¿Cuál es el tuyo? Podemos comenzar el año cuando al final de las campanadas alberguemos el único deseo que nos llenará de paz y felicidad a todos: “Pedir con el corazón algo para los demás”. Puede ser a alguien que conoces y que está pasando un mal momento; o puede incluso ser el perdón hacia un enemigo. Y si además del deseo lo acompañamos de algún acto benevolente y compasivo recién comenzado el año, mucho mejor. Una simple llamada a alguien que hace tiempo que no cruzas una palabra con él. O llevar ese enorme cantidad de comida que siempre sobra a alguien que lo necesita para sobrevivir, no solo para divertirse (grupo social, albergue municipal, etc.). Y si propones esta iniciativa a tus amigos, familiares o vecinos recibirás el mejor regalo de todos: La felicidad que se experimenta al dar sin esperar recibir. ¡Feliz 2011 a todos! Gracias por vuestros anteriores comentarios en mis blogs que poco a poco iré contestando y visitando los vuestros, pues he tenido un mes de diciembre muy, muy, muy ocupado.
www.tantrayana.blogspot.com “Conocer el futuro”.